domingo, 7 de octubre de 2007

Viviendo en Dublín - 5 Octubre

Pues como prometí voy a retomar un poco donde lo dejé en la entrada anterior.

Estaba yo durmiendo a pierna suelta mi primera noche en el hostel cuando a eso de las 3 de la mañana llegan los gringos con una cogorza del 15, dando unas voces como locos y claro está, nos despertamos todos.
El italiano tenía que trabajar al día siguiente y yo tenía que madrugar para al día siguiente llamar a los pisos y sobre todo para desayunar (hay que tener en cuenta que el desayuno acaba a las 9.30).
Total, que después de que estuvieran un rato cantando, saltando, bailando... me incorporo en mi litera superior tranquilamente y me quedo mirando a la peña. Ellos me miran, me saludan y siguen a su bola, que eran las 3 y pico!!! Pensad que aquí a las 2 a más tardar cierra todo.

Les digo amablemente que es tarde. Ey boys is very late!!! Con mi vena en el cuello, y parece que de esa forma van captando el mensaje. Lentamente y haciendo mucho ruido se van a sus literas y se acuestan (por fin apagan la dichosa luz). Ya me quedo tumbado y me duermo pronto (yo y mi habilidad para quedarme dormido es cosa aparte).
Al día siguiente el italiano me cuenta que uno de los gringos se quedó hablando solo en la cama en voz alta como una hora más, hasta que el italiano le pegó una voz para que se callara; me dijo que estuvo a punto de tirarle un zapato.

Ya a la mañana siguiente, con mucho sueño pero con ilusión por ser mi primera mañana en dublín, nos dirigimos hacia la cocina. Allí me encuentro con una cocina abarrotada de gente, y un "maravilloso desayuno" consistente en tang (o su similar en irlanda), un pan indescriptible, muy duro y sequerón. También había mermelada y mantequilla.
Resumiendo, que lo mejor del desayuno son unos manzanas rojas que hay, que claro está cogemos unas cuantas para picotear durante el resto de la mañana.

Ya por la mañana empezamos (bueno empiezo porque yo controlo más ingles que Jaime) a llamar a los pisos. Me sale de todo, desde buzones de voz, gente que no le entiendo casi nada, hasta gente española.
Fue muy curioso un piso que llamé, que empecé a hablar con una chica y a los 30 segundos de estar hablando la veo como muy forzada, y le pregunto si habla español. Me dice que sí y le digo que le estaba costando horrores seguir la conversación, que mejor seguíamos en español. Al final resulta que todavía no dejaban el piso, porque estaban buscando otro, las chicas se llaman Davinia y Graciela, no os olvidéis de los nombres porque volverán a salir en otro día.

Después de hablar con unos cuantos y eliminar muchos de nuestra gran lista, quedamos con un hombre en la zona norte de Dublín. Andamos durante unos 30 minutos para llegar allí, ya me dolían los pies porque todos los días nos hinchábamos de andar. Una vez en la calle en cuestión buscamos el número de la casa. Resulta que estaba el 28 y el 32, pero no el 30. Preguntamos a la gente y al final resulta que es un callejón que había en mitad, que yo hubiera jurado que pertenecía a otra calle.
Al fondo del callejón podemos ver el número 30, en una casa casi en ruinas con muy mala presencia. Ya que habíamos andado tanto fuimos a verla. Pegamos y nos abre un tío brasileño y me pongo a hablar con él (of course en inglés). El tío nos enseña primero la habitación (recuerdo que busco habitación doble o twin room para Jaime y para mí). Era una litera que tenía como medio metro de distancia hasta la pared, vamos que casi había que entrar de lado. Por supuesto no había ninguna mesa, ningún armario ni nada que se le pareciera. Nos enseña la cocina (buaaaa), creo que no le cabía más mierda, y pegando a la hornilla estaba el sofalito que hacía de salón, con una minitele delante que nos dijo que estaba rota. Nos siguió enseñando la casa, nosotros ya sabiendo que no la íbamos a coger en la vida, y al ver el baño casi me entran arcadas, un lavabo porquísimo y encima de un escalón al fondo estaba el plato de ducha, que creo que pones los pies dentro y te entra lepra.
El piso estaba habitado por 3 brasileños y un mexicano.

Ya de vuelta con un pelín menos ilusión por los pisos volvemos al centro y nos vamos de compra al lidl. Sí, allí lo teníamos, esperándonos para comprar. Nos pillamos algo de comer y pasamos el día mirando pisos y llamando a peña para concertar citas.

Llega la noche.... la hora de salir de fiesta.
Nos vamos con otro colega del hostal a la zona del Temple Bar, unos de las mejores zonas de marcha de dublín. Nos vamos para allá y nos encontramos con 2 amigas que se vienen con nosotros a tomar algo.

La noche dió para mucho, pero creo que mejor sigo contando en la siguiente edición para mantener el interés por mis relatos...

P.D.: Aquí os dejo la foto de mi habitación del hostel, para que os hagáis una idea de las condiciones en las que estoy.