jueves, 18 de octubre de 2007

Viviendo en Dublín - 14 a 16 de Octubre

Hola de nuevo, aquí me tenéis de nuevo después de unos días de dublineo muy intensos.

El domingo 14 fue un tanto depresivo, pero luego siempre acabamos riéndonos de todo.
Nos levantamos de la casa de las chicas después de haber dormido como reyes ( y es que un colchón de verdad se agradece de vez en cuando). Nos dirigimos directos hacia la casa que íbamos a ver. Era una casa que prometía, con sus dos habitaciones dobles, una para cada uno y por solo 1050€. Total que cuando estamos por allí nos damos cuenta de que tenemos la calle pero no el número de la casa. Rápidamente llamo al hombre para preguntarle el número, pero tenía el móvil apagado (buffff!). No era tarde, eran las 11 de la mañana, así que le mando un sms con la esperanza de que lo viera pronto y me contestara... Todavía estoy esperando respuesta.

Así que nos volvimos a casa de las chicas a dormir un poco más, que con la salida del día anterior teníamos mucho sueño. Volvemos a la casa y Bane y Elena estaban ya levantadas, así nos pusimos de charla con ellas mientras Jaime y yo recogíamos la casa; que por cierto estaba hecha una mierda del día anterior.
Decidimos volver al hostel para hacernos algo de comer y retomar la búsqueda de la tarde. La verdad que los fines de semana hay mucha gente que deja de buscar piso hasta el lunes; en cierto modo tienen razón, ya que salen muchas menos ofertas de pisos, pero claro, no queríamos dejar pasar ninguno.

Nos ponemos a buscar piso y no encontramos nada interesante, así que paso la tarde con el ordenador hablando con la gente (incluidas videollamadas) y arreglando el currículum en inglés, que tenía que cambiar algunas cosas.
Al rato veo una oferta de un piso que está en una zona que nos gusta, así que rápidamente llamo y me dice la muchacha que esa misma noche podíamos verlo, a las 9 de la noche; me da todos los detalles de la dirección y quedamos en vernos después.
Cuando Jaime vuelve de su siesta (yo me la tenía que haber echado también) le digo que tenemos un piso y al rato nos dirigimos hacia allí, con mucha ilusión porque íbamos a ser de los primeros (sino los primeros) en verlo y lo mismo nos lo llevábamos sin tener que apuntarnos en la lista negra.

Después de un buen rato andando (unos 30-40 minutos) llegamos a la calle y después de recorrerla casi entera conseguimos ver el número de la casa, el 125. La mujer me dijo que era el apartamento 45, así que leo las instrucciones del portero y creando un código de 4 dígitos rellenando con ceros, marco el 0045. Me responde una mujer y digo que vengo a ver el piso, a lo que me responde que me he equivocado (que me aspen!). Así que intento pensar en un número parecido al que me dijera la tía por si no lo escuché bien, pruebo con el 25, 35... y alguno que otro más. Ya casi desesperados cojo el móvil y llamo a la mujer a lo que me sale que el móvil está apagado. Entonces como por la mañana, a la desesperada le mando un sms esperando alguna respuesta. Al igual que el de la mañana todavía estoy esperando la respuesta.
Resumiendo, que de un domingo tranquilito en el que íbamos a ver dos casas con mucha ilusión, nos volvimos con los pies doloridos y sin ver ninguno de ellos.

Así que llego al hostel y después de comer me pongo a actualizar el blog, que como visteis fue bastante largo; ya no tenía ganas ese día de hablar con la gente y me dediqué a escribir (hoy no pasa lo mismo, eh?).

Ya el lunes se planteó de otra manera. Fuí a la academia, con el consecuente repaso de mi profe Steve, que si diciéndome que había estado tomando drogas, de borrachera y no se qué cosas más. Por cierto hay en la clase dos personas nuevas, un chico y una chica de la República Checa (vaya, ya nos empatan en número con los españoles).

De vuelta en el hostel hablo con Jaime y me dice que se ha encontrado con un amigo que al parecer puede tener una habitación para nosotros, porque otros españoles van a dejar ese piso. Nos ilusionamos infinito pensando que por fin vamos a tener un piso dentro de poco.
De todas formas esa tarde teníamos que ver una casa no muy lejos que tenía dos habitaciones individuales. Una vez en la casa hablamos con el moro que vivía allí y vemos las amplias habitaciones, el salón, comedor, la amplia cocina. Vamos que era la casa de nuestros sueños, así que me dediqué a charlar mucho con el tío para intentar caerle lo mejor posible, pero claro, al final nos tuvimos que apuntar a la lista negra (todavía estamos esperando una llamada).
Al salir de la casa Jaime habla con el chico que deja la casa que nos comentaron y nos dice que nos viéramos en una hora en el Temple Bar (el bar más conocido de todo Dublín, y creo que el más antiguo también).


Ya allí vamos con él y con su novia hacia la casa (todavía viven allí). Nos cuentan la historia de que viven con una pareja de italianos y que por lo visto los italianos pagaban mucho menos que ellos y el casero no lo sabía; así que los españoles hablaron con el casero y éste les obligó a que equilibraran los pagos, con el consabido cabreo de los italianos. Vamos, que después del mal rollo que tenían encontraron otro piso y se van de allí.
Entramos con ellos al piso y nos lo enseñan (estaba increíble), el dormitorio era más grande que el salón, y eso que no era pequeño; tenía internet, televisión por cable... No eché en falta nada. Hablamos con la italiana que estaba allí y es muy simpática. Hablamos largo y tendido de la casa hasta que llegamos al tema de la factura y me dice que lo podemos negociar :o, yo le digo lo que me habían dicho los españoles del precio que acordaron y la tía no responde nada, sólo que tiene que esperar a que venga su novio para hablar del tema, y que además el miércoles por la tarde vendría más gente a ver la casa, y ya eligirían a alguien.

Jaime y yo salimos de allí con la sensación de que la casa se nos escapa, porque seguro que cogerían a otros que no hubieran recomendado los españoles, que no estaban de buen rollo con ellos.

Cuando volvemos al hoste comemos y la gente nos espera a que terminemos para tomarnos algo por la zona del Temple Bar, algo rapidito que era Lunes y no era plan de liarla. Nos vamos a un pub donde habíamos quedado con Banesa y Elena.
Allí había un hombre tocando en directo canciones conocidas. La verdad que le daba bastante ambiente al pub.


Después nos cambiamos de sitio, pero la chicas querían ir a una discoteca que había mucha cola y la mayoría de los chicos queríamos algo rápido y sin colas. Como podréis pensar nos separamos y nos fuimos los tíos por un lado a beber y la tías por el otro a bailar (para que veáis que no sólo ocurre en Málaga xD).

Allí nos tomamos otra cervecita y al buen rato la gente dice de irse, pero yo estaba con Jaime (otro Jaime no el que busca piso conmigo, lo podéis ver a la izquierda de la foto de la entrada anterior), y al final él y yo nos quedamos de charla de barra de bar. Nos tomamos otra, de charla, de todo un poco... Vamos, que al final me lié y llegué al hostel a las 3 o así.


A la mañana siguiente (Martes 16), me quería morir, tenía un sueño que te cagas, me dolía la garganta... Y encima eran las 9.50 y a las 10 tenía que estar en la academia. Me voy corriendo para allá, sin poder ni siquiera desayunar.
En la academia muy bien, muchas risas y cachondeo como siempre.

Ya por la tarde vamos a ver una casa que prometía, era un hombre que tenía varias casas y alquilaba muchas habitaciones. Después de esperar un rato delante de la casa con mucha gente al lado, aparece un hombre enchaquetado y nos dice que le sigamos. Nos lleva a unos pisitos de nueva construcción que tenían muy buena pinta, subimos y vemos el salón con unos sillones nuevos y una tele de plasma. Nos dice el hombre que las habitaciones son un poco pequeñas y que si estábamos interesados que nos inscribiéramos en la lista negra. Vemos la primera habitación y nos encontramos ésto:


La foto fue realizada justo desde la puerta, no hay trucos para los mal pensados. Nos pedían 120€ a la semana por esa habitación, había otra un pelín más grande y eran 140€ a la semana.
Después de descojonarnos Jaime y yo, cogemos y nos vamos. A mí me gusta poder ponerme de pie al lado de la cama cuando me levanto, creo que no pido mucho...

Ya esa noche fue tranquilita, la gente del hostel salió, pero yo estaba reventado y me dolía la garganta de la noche anterior, así que me quedé de tranquileo en el hostel mandando currículums a todas las empresa que veía en los portales de empleo. A ver si pronto me llaman...

Eso es todo amig@s, dentro de poco más!